lunes, 31 de diciembre de 2007

Los 7 pecados capitales


Para instruir sobre moralidad, la Iglesia Católica ha desarrollado toda una doctrina que inicia con los 7 pecados capitales, que son: Lujuria, Gula, Avaricia, Pereza, Ira, Envidia y Soberbia. Pasaremos a explicarlos uno a uno y comentarlos:

*Lujuria: tiene que ver con el deseo sexual. La gran pregunta es: ¿quién no ha cometido este pecado? Es decir, se supone que en el mundo hay que reproducirse (no es precisamente el espíritu santo quien trae los casi 150 millones de nacimientos registrados que hay por año). La misma Virgen María tuvo un affair con Dios o con el ángel Gabriel o con José (no se sabe de quién es la criatura), por lo que, para ser justos, si Dios existiera, nos castigaría a todos (incluida la Virgen) o nos perdonaría a todos. Veredicto: culpable.

* Gula: significa consumo excesivo, no necesariamente sólo de alimentos. Pero aún así, en estas fechas de fin y principio de año, todos comemos y bebemos a más no poder. Y como para vivir, además de nacer, uno tiene que alimentarse, de cierta manera todos cometemos ese pecado. Así pues, la situación se repite: o nos condenan o nos perdonan a todos. Veredicto: culpable.

* Avaricia: implica la acumulación desmedida de riqueza. De esto no todo el mundo es culpable (porque no todo el mundo acumula riqueza). Pero es ilógico que esto sea un pecado, pues no podemos satisfacer necesidades vitales sino es con dinero. Lo que debería ser un pecado es que se nos impida acumular riqueza. Siendo así, la mayor parte de los gobiernos del mundo deberían irse al infierno. Particularmente no soy avaro, sólo cuido lo que me pertenece y lo administro de manera eficiente. Veredicto: inocente.

* Pereza: este pecado es muy difícil de definir: por un lado tiene que ver con el ocio y la holgazanería,
y por otro, refiere a la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia en cuanto tal. Así pues, el hecho de que escriba esto y que ustedes lo lean significa que no somos holgazanes. En el otro sentido, cada día apelamos a que las personas se encarguen de su vida y sus responsabilidades, no el Estado, y así mismo lo practicamos muchos de nosotros. En consecuencia, si Dios existiera, nos premiaría por esto. Veredicto: inocente.

* Ira: enojo, odio. De eso si me declaro más que culpable. ¿Pero como no tener ira cuando escucho a Hugo Chávez decirse inteligente? ¿O cuando veo, leo o escucho a los troskos decir que la culpa de todos los males la tiene el capitalismo? ¿O cuando una bestia al volante, que a veces se hace llamar conductor, irrespeta una señal de tránsito y está a punto de arrollarme? ¿O cuando oigo a una persona creyente brincar, bailar, cantar y adorar a un dios que no tiene prueba de que existe? Dicen por ahí que el que reza y peca empata. Si Dios existiera haría conmigo la siguiente operación: virtud de lucha contra la pereza - pecado de ira = cero, por lo que quedaríamos "tablas". Veredicto: culpable (pero con justa razón).

*Envidia: significa amor a los bienes de otros. Acá tengo que hacer dos anotaciones: primero, no deseo lo de los otros; no tengo mucho pero estoy feliz y satisfecho con lo que tengo y si necesito algo me esfuerzo por ello y lo consigo. Segundo, he atacado la insaciable necesidad que tiene el Estado de cooptar para sí los recursos de los otros. Siempre he criticado que le quiten a unos para darle a otros. Como decía Pedro Schwartz: "No me importa la desigualdad, porque no soy envidioso. Me importa la pobreza". O sea, punto a mi favor si Dios existiera. Veredicto: inocente.

*Soberbia: es el sentimiento de superioridad sobre otros y es el pecado del cual se derivan los otros. Lo confieso, soy culpable, aunque la realidad me da la razón. Soy superior que muchos que piensan que porque visten una camisa del Ché son lo máximo. Soy superior que muchos que piensan que tenemos la obligación de dar nuestra propiedad a otros por su condición social. Y soy superior a aquellos que creen en Dios, porque yo busco de manera continua la verdad, mientras ellos se arrojan al facilismo intelectual. Veredicto: culpable.

En síntesis, tras este análisis, cabe decir que salgo perdiendo 4 pecados contra 3 virtudes. Pero como Dios no existe, ni me voy al infierno ni al cielo.

Mersault

domingo, 30 de diciembre de 2007

The best optical illusion in the world!

Una argumentación de como la religión se cura en salud, con la famosa frase de que dios "trabaja en formas misteriosas".

Misticismo


Muchas veces pensamos que la fe es una cuestión exclusiva de las religiones, pero esto es absolutamente incorrecto. Por ello es importante rescatar las categorías conceptuales de Rand respecto a los místicos de espíritu vrs los místicos del músculo.
Rand fue muy lúcida al notar como muchos antes lo habían hecho de que ciertas personas substituyen al dios supernatural por un dios en esta tierra. Rand decía que los místicos del espíritu son aquellos que le exigen al hombre sacrificios en aras de una vida mejor en el más allá, mientras que los místicos del músculo son aquellos que demandan sacrificio en virtud de un ente igual de esotérico, abstracto e intangible como dios: la sociedad.

Lo importante de esta distinción es mostrar como la fe, la revelación, la autoridad, y el misticismo no son instrumentos epistemológicos exclusivos de las religiones, esta es una de sus manifestaciones mas no la única, por ello es fundamental estar alerta frente a estas manifestaciones de sin-razón.
Por J.G.

Richard Dawkins interviewed on Paula Zahn Now

En este pequeño clip Richard Dawkins explica ciertas implicaciones del ateísmo.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Abortion Rights are pro-life


Today, no one is defending the right to abortion in fundamental terms, which is why the pro-abortion rights forces are on the defensive.

Abortion rights advocates should not cede the terms "pro-life" and "right to life" to the anti-abortionists. It is a woman’s right to her life that gives her the right to terminate her pregnancy.

Nor should abortion-rights advocates keep hiding behind the phrase "a woman’s right to choose." Does she have the right to choose murder? That’s what abortion would be, if the fetus were a person.

The status of the embryo in the first trimester is the basic issue that cannot be sidestepped. The embryo is clearly pre-human; only the mystical notions of religious dogma treat this clump of cells as constituting a person.

We must not confuse potentiality with actuality. An embryo is a potential human being. It can, granted the woman’s choice, develop into an infant. But what it actually is during the first trimester is a mass of relatively undifferentiated cells that exist as a part of a woman’s body.

If we consider what it is rather than what it might become, we must acknowledge that the embryo under three months is something far more primitive than a frog or a fish. To compare it to an infant is ludicrous.If we are to accept the equation of the potential with the actual and call the embryo an "unborn child," we could, with equal logic, call any adult an "undead corpse" and bury him alive or vivisect him for the instruction of medical students.

That tiny growth, that mass of protoplasm, exists as a part of a woman’s body. It is not an independently existing, biologically formed organism, let alone a person. That which lives within the body of another can claim no right against its host. Rights belong only to individuals, not to collectives or to parts of an individual.

("Independent" does not mean self-supporting — a child who depends on its parents for food, shelter, and clothing, has rights because it is an actual, separate human being.)

"Rights," in Ayn Rand’s words, "do not pertain to a potential, only to an actual being. A child cannot acquire any rights until it is born.

"It is only on this base that we can support the woman’s political right to do what she chooses in this issue. No other person — not even her husband — has the right to dictate what she may do with her own body. That is a fundamental principle of freedom.

There are many legitimate reasons why a rational woman might have an abortion — accidental pregnancy, rape, birth defects, danger to her health. The issue here is the proper role for government. If a pregnant woman acts wantonly or capriciously, then she should be condemned morally — but not treated as a murderer.

If someone capriciously puts to death his cat or dog, that can well be reprehensible, even immoral, but it is not the province of the state to interfere. The same is true of an abortion, which puts to death a far less-developed growth in a woman’s body.

If anti-abortionists object that an embryo has the genetic equipment of a human being, remember: so does every cell in the human body.

Abortions are private affairs and often involve painfully difficult decisions with life-long consequences. But, tragically, the lives of the parents are completely ignored by the anti-abortionists. Yet that is the essential issue. In any conflict it’s the actual, living persons who count, not the mere potential of the embryo.
Being a parent is a profound responsibility — financial, psychological, moral — across decades. Raising a child demands time, effort, thought and money. It’s a full-time job for the first three years, consuming thousands of hours after that — as caretaker, supervisor, educator and mentor. To a woman who does not want it, this is a death sentence.

The anti-abortionists’ attitude, however, is: "The actual life of the parents be damned! Give up your life, liberty, property and the pursuit of your own happiness."Sentencing a woman to sacrifice her life to an embryo is not upholding the "right-to-life."The anti-abortionists’ claim to being "pro-life" is a classic Big Lie. You cannot be in favor of life and yet demand the sacrifice of an actual, living individual to a clump of tissue.

Anti-abortionists are not lovers of life — lovers of tissue, maybe. But their stand marks them as haters of real human beings.

Por Leonard Peikoff

martes, 25 de diciembre de 2007

Sam Harris - Stem Cells and Morality

En este video Sam Harris da razones para apoyar la investigación de las células madres las cuales son igua de útiles cono fundamento del aborto.

lunes, 24 de diciembre de 2007

La religión, una enfermedad nacida del miedo


Mi opinión acerca de la religión es la de Lucrecio. La considero una enfermedad nacida del miedo y una fuente de indecible miseria para la raza humana. No puedo, sin embargo, negar que ha contribuido en parte a la civilización.
Primitivamente ayudó a fijar el calendario, e hizo que los sacerdotes egipcios escribieran la crónica de los eclipses con tal cuidado que con el tiempo pudieron preverlos. Estoy dispuesto a reconocer esos dos servicios, pero no conozco otros.
La palabra «religión» se emplea hoy con mucha ligereza. Algunos, bajo la influencia de un protestantismo extremo, emplean la palabra para denotar las convicciones personales serias con respecto a la moral o a la naturaleza del universo. Este uso de la palabra es completamente antihistórico. La religión es primordialmente un fenómeno social. Las iglesias pueden deber su origen a maestros con fuertes opiniones individuales, pero dichos maestros rara vez han tenido gran influencia en las iglesias que fundaron, mientras que las iglesias han tenido una enorme influencia en las comunidades en que florecieron. Por poner el ejemplo más interesante para los miembros de la civilización occidental, las enseñanzas de Cristo, tal y como aparecen en los evangelios, han tenido muy poco que ver con la ética de los cristianos. Lo más importante del cristianismo, desde un punto de vista histórico, no es Cristo sino la Iglesia; y si vamos a juzgar el cristianismo como fuerza social, no debemos buscar nuestro material en los evangelios. (…)
No hay nada accidental en esta diferencia entre la iglesia y su fundador. En cuanto se supone que la verdad está contenida en los dichos de un hombre determinado, hay un cuerpo de expertos que interpretan lo que dice y que inexorablemente adquieren poder, ya que poseen la clave de la verdad. Como cualquier otra casta privilegiada, adquieren el poder en beneficio propio. Sin embargo son -en un sentido- peores que cualquier otra casta privilegiada, ya que su misión consiste en difundir una verdad invariable, revelada de una vez para siempre en toda su perfección, de forma que se hacen necesariamente contrarios a todo progreso intelectual y moral.
La iglesia combatió a Galileo y a Darwin; en nuestra época, combate a Freud. En sus épocas de mayor poder fue más allá en su oposición a la vida intelectual. El Papa Gregorio el Grande escribió a cierto obispo una carta que comenzaba así: «Nos ha llegado el informe, que no podemos mencionar sin rubor, de que enseñáis la gramática a ciertos amigos». El obispo fue obligado por la autoridad pontificia a desistir de su maligna labor y el mundo latino no se recuperó hasta el Renacimiento.
La religión es perniciosa no sólo intelectual sino también moralmente. Quiero decir con esto que enseña códigos de conducta no conducentes a la dicha humana. Cuando hace unos años se hizo un plebiscito en Alemania para ver si las casas reales destronadas podían disfrutar de su patrimonio privado, las iglesias alemanas declararon oficialmente que privarlas de él sería contrario a las enseñanzas del cristianismo. Las iglesias, como es sabido, se opusieron a la abolición de la esclavitud (mientras se atrevieron), y con unas pocas y sonadas excepciones, se oponen en la actualidad a todo movimiento por la justicia económica.

Por Bertrand Russell

viernes, 21 de diciembre de 2007

¿Existe Dios?


Ayer apareció en Opinión de La Nación un artículo llamado "Sí existo", donde un predicador habla sobre Dios (vaya novedad). El texto está repleto de falacias, errores de razonamiento, mitos y renuncias expresas a la racionalidad. Es toda una pieza de arte para que la epistemología lo ponga donde merece estar: en el tacho de la basura. Como parte de mi compromiso con la racionalidad, no voy a dejar que esto pase desapercibido y voy a refutarlo.

El texto empieza con una insensatez titánica. Dice el predicador: "A muchos que creemos en Dios no nos parece que tenga mucho sentido tener que probar la existencia de Él. El Dios en el que creemos es alguien que precisamente por eso, por ser Dios, no tiene necesidad de que le hagamos tal favor". Vaya maravilla. No me explico como alguien renuncia a la razón así tan fácil. ¿Hay enunciado más fanático e irracional como ese? ¿Cómo algo no necesita probar su existencia? Las cosas existen o no existen: existen si se prueba su existencia y no existen si no se prueba su existencia. Decir que no tiene sentido probar la existencia de Dios, tan sólo por ser Dios, es una idea absolutamente arbitraria, tanto como decir "existe porque me da la gana" o "existe porque yo digo que existe". Uno no puede andar por la vida afirmando cosas que no puede probar. Y no puede decir que algo no necesita petición de prueba si no es un axioma y, evidentemente Dios no es un axioma, pues no es evidente por sí mismo (si lo fuera nadie negaría su existencia).


Me encanta la dinámica de legitimación en la que cae el autor de ese texto: totalmente parcializada, pues legitima la existencia de Dios con la Biblia. Anuncia el predicador: "Las Escrituras dan por sentado que Dios existe". Claro, como no van a darlo por sentado, si es es como preguntarle a un aficionado de la Ultra o de la Doce cuál es el mejor equipo de Costa Rica y generalizar esa respuesta como una verdad absoluta. Usar al apóstol Pablo y a otros pasajes bíblicos para probar que Dios existe es ilógico, toda vez que la Biblia, obviamente, dirá que Dios existe. Precisamente eso lo hace un absurdo. Si se quiere probar la existencia de Dios, tienen que demostrarla con elementos objetivos, de modo que nadie, racionalmente, pueda refutarlo. No lo han hecho. Quizá la horda de creyentes gritará: "ustedes tampoco han podido probar que Dios no existe". Pero ¿cómo probar que algo no existe? Probar algo que no existe es un absurdo, pues nadie puede hacer eso. Por eso existe un principio epistemológico, al que recurre siempre el Derecho: prueba quien afirma. Decir que algo existe tan sólo porque no se ha probado que no exista es recurrir a la falacia de argumentum ad ignorantiam.

No cansado de atacar a la lógica y la razón, el predicador alega que lo que en Teología se llama "revelación general" debería ser prueba suficiente de la existencia de Dios; es decir, que "la maravilla de la creación debería ser suficiente para que creamos". Pues bien, yo no renuncio
a mi facultad mental así tan fácil: las pruebas para afirmar la existencia de algo deben ser contundentes, innegables y objetivas. La sóla creación no prueba nada, pues ella pudo surgir de cualquier otra manera. Menciona el predicador que el salmista expresó: "Dice el necio en su corazón: No hay Dios". ¿Resulta que ahora le llaman necio a la persona que no se deja engañar fácilmente? Si necio es sinónimo de racional, de ser pensante, de practicante del lema kantiano del sapere aude (saber por sí mismo), entonces soy un gran necio. Llamar necio al que no acepta la existencia de Dios tan sólo porque a alguien se le ocurre decir que Dios existe y punto es recurrir a la típica falacia de argumentum ad hominen, según la cual se ataca a la persona y no al argumento. Por eso nos llamarán necios, pero por algo llevaba razón Benavente cuando afirmaba que "el enemigo sólo empieza a ser temible cuando comienza a tener razón”.

Manifiesta el predicador que para percibir la existencia de Dios es necesaria la fe. Y todos sabemos que la fe es lo contrario a la razón. Por eso apuntó Nietzche que "fe significa no querer saber la verdad". Fe significa renunciar a la razón y dejarse llevar por el misticismo, por el esoterismo, por la metafísica. Pero el ser humano no puede renunciar a la razón porque es su única herramienta en la vida: no hay nada más que lo separe de los animales. Pedir a un grupo de personas que renuncien a la razón, su herramienta de vida, no demuestra el profundo amor y respeto que se les dice tener. Al contrario, denota una voluntad de sometimiento: por eso se habla en la Biblia de ovejas y pastores. ¿Alguien ha visto a las ovejas revelarse porque un mandato del pastor les parece irrazonable o inadecuado? No, porque se trata de animales dóciles. Y si a la docilidad la integramos con el concepto weberiano de poder, según el cual el poder es la capacidad que tiene A para hacer que B haga algo que A quiere, entonces surge un problema de índole político muy grande. Y la manifestación práctica de dicho problema fue el marxismo-leninismo, que a pesar de decirse ateo en sus postulados fundamentales, terminó precisamente como una religión: sólo cambió el nombre del Dios y del dogma. Así pues, pedirnos que renunciemos a la razón es pedirnos que renunciemos a nosotros mismos, a nuestra libertad y a nuestras oportunidades de alcanzar la felicidad. Resulta contradictorio (pero no novedoso, pues el colectivismo está lleno de incoherencias) que fuera un anarquista ruso, Bakunin, quien expusiera que "todas las religiones, con sus dioses, semidioses, profetas, Mesías y santos, son el producto de la fantasía y la credulidad de los hombres que no han alcanzado todavía el pleno desarrollo y la posesión completa de sus facultades intelectuales". En pocas palabras las religiones son mitos, fantasías, cuentos de hadas y pamplinas. Y la misma condición aplica a todo lo que de ellas se desprenda. Su función es la dominación por medio del poder hegemónico y la legitimación del statu quo. Tan es así que la Iglesia Católica tuvo una estrecha relación fraternal con la Italia fascista de Mussolini, cuando este régimen compró su silencio al otorgarle la Ciudad del Vaticano.

Pero los problemas no acaban ahí: el predicador indica que "La fe de los que leen la Biblia no es una fe que se dé en un vacío. Ella es el resultado del examen de un conjunto de testimonios de decenas de personas, de ocupaciones diferentes, que vivieron en siglos diferentes, en países diferentes, y que hablaron idiomas diferentes. En otras palabras, nunca pudieron precisamente haberse reunido para ponerse de acuerdo en cuanto a lo que iban a escribir". Aquí cae en dos falacias: ad numerum y ad antiquitatem; la primera porque, según él, un argumento es válido tan sólo porque mucha gente lo repita o lo crea (la típica idea de que si todas las vacas del mundo comen pasto, no pueden estar equivocadas), y la segunda porque afirma que Dios existe porque desde hace muchos siglos se dice que existe. Como ven, las pruebas brillan por su ausencia.

Finalmente, proclama el predicador que "no es una fe que esté ayuna del concurso de la razón. ¿Cómo se logra eso? Ya demostramos que sus argumentos, si pueden llamarse así, no responden a la razón. Violan todas las reglas de la lógica y de la epistemología. Pero aún así, tiene el denuedo de afirmar que se trata de una fe racional. Ingenuidad, dirán algunos. Contradicción en términos y prueba de irracionalidad diría yo.

Mersault

domingo, 16 de diciembre de 2007

George Carlin - On Religion

Una graciosa sátira respecto a la religión.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

La biblia y los 10 mejores usos que se le pueden dar


Yo siempre he pensando que la Biblia es el equivalente occidental de Las mil y una noches, histórico texto islámico que revela cuentos fantásticos de genios, hadas, cíclopes, monstruos, etc. En la Biblia también hay genios (que curan, exorcisan y hacen milagros) pero no invocados al frotar una lámpara maravillosa, sino al rezar. También hay monstruos: Leviatán, la serpiente y quién mejor que la bestia del apocalipsis.

Así pues, como la Biblia no es más que un cuento de hadas, propongo darle mejores usos que los que actualmente se le dan. Pienso en 10 pero si alguien quiere agregarle más, bienvenidos:

1. Cambiarlo en las bibliotecas de la sección de teología a la sección de infantiles, para que lo coloquen a la par de La Bella y la Bestia, Blancanieves y los 7 enanos o de Pulgarcito.

2. Usarla para reciclaje, ahora que está tan de moda el tema calentamiento global, especialmente luego de que Al Gore recibió un Nobel por eso (cómo se denigra el Nobel hoy día)

3. Vender patrocinios. Dado que hay tanto irracional que hace lo que en ella dice, las empresas multinacionales deberían patrocinar ediciones como hacen con las películas. Quizá en alguna edición nos encontremos con algún versículo que diga: "Y escapando de la serpiente, Adán corrió como nunca con sus tenis Puma"; "Acercándose a él, Jesús le dijo: Hijo mío, toma Coca Cola y todos tus pecados serán perdonados".

4. Utilizarla como forma de un programa de ejercicios: la idea es acercarse a comunidades religiosas, despedazar una biblia y correr como loco.

5. Aprovecharla para matar bichos como las arañas

6. Venderla a Televisa para que haga una novela, con Thalía como protagonista (haciendo el papel de la virgen)

7. Reservarla para emergencias, especialmente en campamentos. Uno nunca sabe cuando hará falta papel higiénico o servilletas.

8. No se me ocurren más. Vean lo inútil que es la Biblia que no da ni para 10 usos

Mersault

viernes, 30 de noviembre de 2007

Dane Cook-Jesus Jokes

En este video Dane Cook comenta respecto a una serie de curiosidades de la iglesia.

La Verdadera Virtud


El ateo es aquella persona que niega la existencia de dios, no por rebeldía o resentimiento, sino simplemente por la imposibilidad de conocerlo ante la falta de toda evidencia de su existencia. El ateo suele ser visto como un nihilista ético por aquellos que han logrado “conocer” a dios: alegan que, al fin y al cabo, si no hay un ser allá arriba que nos mire y nos castigue ¿por qué los seres humanos hemos de encontrar límite a nuestras acciones y deseos? Como Iván Karamazov decía en Los hermanos Karamazov, la célebre novela de Fiódor Dostoyevski: “si Dios no existe, todo es permitido”.

Por supuesto esta concepción es totalmente absurda, la negación de dios no lleva consigo la negación de la ética: no significa un cheque en blanco para obrar como se antoje. El ateo, a diferencia del hombre temerario a dios, es alguien que ha elegido sus valores por el valor mismo y no como una transacción comercial para obtener las llaves del cielo y librarse del infierno; el ateo elige su moral a partir de la razón, la escogencia y la comprobación, no a partir la obediencia y la revelación. Elige no por el miedo sino por la convicción. El ateo sabe bien que la virtud es un estado de constancia en la vida y no algo que se alcanza por el mero arrepentimiento durante los santos oleos.


Evidentemente el ateo es un hombre verdaderamente libre, pues actúa no para lograr la gracia de un ser superior ni su salvación en el paraíso, sino para si mismo. Al ser libre inmediatamente pesa sobre él la responsabilidad, una de las virtudes más detestadas por los hombres. Al ser responsable no tiene chivo expiatorio a quien culpar o deidad a quien acudir: todas las consecuencias de sus actos y omisiones, las buenas y las malas, son suyas única y exclusivamente, por lo que el ateo no busca refugio en frases vacías como: “si dios quiere”, “dios sabe porque hace las cosas” o “dios tiene cosas mejores preparadas para mí”. El ateo disfruta de este mundo plenamente porque sabe que el tiempo perdido jamás podrá ser recuperado, que lo dejado de vivir jamás podrá ser experimentado. El ateo tiene el reto de cultivarse plenamente en este mundo, de alcanzar sus metas en esta tierra ante la inexistencia de una segunda oportunidad más allá de la muerte.


Por todo ello el ateo tiene la difícil tarea de descubrir el arte de vivir, de no enajenarse de su realidad, de alcanzar la felicidad por sus propios medios en el hoy y en el ahora, sin acudir a seres fantásticos que le deparen la salvación. Ante esto ¿quién es el verdaderamente virtuoso?

Por J.G.

martes, 27 de noviembre de 2007

Dios y sus contradicciones


A pesar de estar muy bueno, no soy yo el autor de este simpatico texto.

"Nuestro Señor, creo, podía habernos ayudado desde el principio. Yo creo en él, porque nunca se sabe. Total, si existe, existe, y si no existe, no jode. Pero si existe, digo: somos cinco mil millones de personas. Con todos los planetas que hay, ¿tenía que meternos a todos en éste? Es como si un padre tuviera veinte hijos y un edificio de cincuenta pisos y decidiera encerrarlos a todos en el garage. ¿De qué estamos hablando? Nos tendría que haber ubicado un poco mejor.

Pero no, Nuestro Señor es un capitalista, y todos estos planetas son un abuso. Pura especulación planetaria. De hecho, cuando Galileo los descubrió, el Papa lo hizo arrestar enseguida. Lo hizo pasar por idiota y le dijo: ¿Cómo es ése asunto de que la Tierra gira?". Galileo dijo: "Es la Tierra la que gira alrededor del Sol, y no como dicen ustedes". Entonces el Papa dijo: "¿Pero éste es idiota? ¿Vieron alguna vez una casa girar alrededor de la estufa?"

Naturalmente, además de crear a los hombres, Dios ha construido a los animales, los vegetales y los minerales: un quilombo tan grande que ya no se entiende nada. Pero cuando los hombres se enojan, viene el diluvio universal. Después, Noé tiene tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Los tres son hombres y dan lugar a las distintas razas. Al rato, Dios lo llama a Moisés y le dice cuáles son las cosas que se pueden hacer y cuáles las que no.

Las cosas que se deben hacer son los diez mandamientos; las que no se deben hacer son los siete pecados capitales. Ahora bien, yo estudié bien esos siete pecados capitales y son las cosas más abominables del mundo. Y Dios las hace todas. La soberbia, por ejemplo: si hay alguien soberbio, ése es Él, el ser perfectísimo, poderosísimo, presentísimo. "Comparado conmigo", dice, "Nembo Kid es un imbécil y a Buda lo saco de taquito". Hace falta un poco más de humildad. El mismo nombre Dios. Hubiese elegido un nombre más humilde. Hubiese dicho: "Soy Guido, no habrá otro Guido más que yo". O si no: "Ayúdense entre ustedes, que Guido los ayuda a todos". O "Llueve porque Guido quiere". Si fuese más humilde sería más simpático.

La ira: no hay nadie que se enoje más que él. ¿Adán y Eva arrancaron una manzana? Madre mía, se enojó como un loco. "¡Fuera! ¡Tu trabajarás con el sudor de tu frente! ¡Tú parirás con dolor! ¡Fuera!". Una manzana yo me la pago, no hay porque enojarse de esa manera. Está bien, incluso admito que uno se puede enojar por una manzana, pero después se le pasa. ¡Ah! No, a Él no se le pasó. Van dos millones de años y nos seguimos bautizando por culpa de esa manzana.

La lujuria: no quiero entrar en asuntos privados, pero somos todos hijos suyos, ¿o no? Somos cinco mil millones de personas, ¿o no?

La avaricia: no hay nadie más avaro que Él. Al pueblo elegido -los judíos- les prometió un pedazo de tierra hace dos millones de años. "Sí, aquella tierra se la prometí, pero nunca dije que se la iba a dar". ¿O sí?

Los diez mandamientos. Ésa si era una buena idea. Sólo que los hizo a favor del rico. Convengamos que es más fácil ir al infierno para los pobres que para los ricos. Por ejemplo, a Agnelli, el dueño de la Fiat, con todo el dinero que le han dejado, le dicen: "Honra al padre y a la madre" ¿Y que va a decir? "Gracias madre, gracias padre. Cuando mueran agarro todo yo". O no desear las cosas de los demás. También es algo muy fácil para Agnelli, porque si todo es suyo ¿qué va a desear?

En suma: Nuestro Señor debería ocuparse un poco más de los problemas del proletariado. Porque nuestro creador consiguió que nos insertáramos en el mundo moderno de manera homogénea. Él podría conseguir enseguida que estuviéramos mejor. Tomemos los inventos, por ejemplo. ¿Por qué no nos hizo descubrir enseguida la calefacción, evitando que mil millones de personas murieran de frío en el pasado? ¿No podía? Creó a Adán, tomó una costilla suya e hizo a Eva. O sea, que bien podía agarrar, no sé, una oreja de Eva y hacer una estufa. Así quedaban los hombres con una costilla menos y las mujeres sin una oreja, y aunque hubiese hecho falta gritar un poco, habríamos estado un poco mejor, ¿no?

Durante siglos se comió carne cruda y hubo miles de virus. ¿No podía ayudarnos a descubrir antes la penicilina y los antibióticos? No, prefirió esconderlos en los hongos. Y eso es tener una mentalidad de revista de crucigramas. ¿A quién se le ocurre ir a buscar los antibióticos en los hongos? Hay gente que los buscó durante toda su vida y no los pudo encontrar. Es como si yo les escondiera el jabón a mis hijos: van a lavarse, no lo encuentran, entonces agarran tifus y cólera, y se mueren. Al final, para divertirme, les digo: "¿Saben a dónde había metido el jabón? Debajo de la toalla, ja, ja, ja". Pero ellos ya están muertos. Entonces, ¿qué nos quiere decir con eso? Nos quiere decir: "Soy Dios y me cago en ustedes". "